Maruja de Fin de Semana
Sí, así ha sido el fin de semana para mí; limpieza general de la casa, que buena falta le hacía después de las vacaciones y las obras de la fachada... brrr... no he visto más polvo junto en toda mi vida.
Después de todo el verano sin coger las agujas, pensé que ya iba siendo hora también de retomar la labor que empecé y que tantísimo me costó seguir (tanto hacer y deshacer...) pero luego recordé lo finita que es la lana y el calor que me daba tejer con ella, así que deshice rápido la idea de mi cabeza y dediqué el tiempo libre a navegar por la red. Tras leer los últimos posts de Cannnela, me enamoré de sus preciosas Matryoshkas en color azul (qué bonita la foto con la labor que lleva ahora mismo.) Desde pequeña siempre quise tener una, me parece una joyita preciosa y delicada que quisiera poder sentir alguna vez entre mis manos, así que no me lo pensé dos veces y pujé en Ebay por una que me parece una obra de arte en miniatura; un flechazo. Realmente, las matryoshkas me parecen taaaaan bonitas. He llegado a un punto en que no me da remordimientos darme algún que otro caprichito de vez en cuando, eso sí, siempre mirando el bolsillo que no está la cosa para ir tirando el dinero. Tengo un cofre de madera donde voy guardando todos mis pequeños tesoros: mi colección de postales, las castañuelas (para mí, palillos) que me regaló Mamá S. cuando era chica, unas pequeñas tijeras en color violeta con su funda, también regalo de Mamá S., el primer libro que leí, mi caja de cromos... y me gusta, de vez en cuando, mirar con mimo todas esas cositas que para mí están llenas de significado. Por supuesto que la felicidad no debe reducirse a cosas materiales, pero si esas cosas materiales están unidas a momentos importantes de nuestra vida, inundándonos de bonitos recuerdos al mirarlas, acariciarlas... es muy distinto.
Cambiando de tema, ya sé que no pega mucho hablarlo después de tanto tiempo, pero ya que intenté hacerlo el otro día y el post se perdió por este caprichoso ciberespacio, no me quedo con las ganas de hablar de mis vacaciones (más que nada porque tengo ganas de colgar algunas de las fotos ;-) Este año han sido quince días repartidos entre La Marina de Elche (Alicante) y Madrid, con excursiones a Elche (precioso el Huerto del Cura, con sus distintas variedades de palmeras y otras plantas), Santa Pola (impresionantes las vistas desde el faro), Toledo (al pasear por el casco antiguo tienes la impresión de haber retrocedido en el tiempo; todo precioso, lástima no haber podido entrar en la Catedral, la Casa-Museo de El Greco, las Sinagogas, etc., porque no llevábamos dinero para ir viéndolo todo como es debido), el Parque del Retiro, el Museo de Cera, el Zóológico de Madrid (aunque no me gusta ver animales enjaulados, tenía muchísimas ganas de volver a ver un espectáculo con delfines, desde que hace tres años estuve en L'Ocenogràfic de Valencia y me enamoré de estos simpáticos animales. La verdad es que algunos animales se veían bastante tristes, es duro pensar en cómo serán sus vidas lejos de su hábitat, en un espacio tan limitado, privados de libertad...), entre otras cosillas... Hemos estado de guiris totales ;-) y la verdad es que tengo la impresión de que hemos aprovechado muchísimo estos quince días de relax, tanto que me han parecido tres meses por la cantidad de cosas que hemos visto y hecho. Habremos sacado unas mil y pico de fotos, me va a salir una úlcera cuando las tenga que revelar, jajajaja! ;-) El retorno a la rutina diaria no se me ha hecho duro, supongo que porque desde el inicio de las vacaciones he estado mentalizándome, pero recuerdo un año que al volver me tiré varios días de llorona... ufff! Y es que después de estar un tiempo sin hacer nada, ¡cómo cuesta volver a seguir el ritmo de antes!
Después colgaré unas fotos y a ver si pronto cojo las agujas de punto, que ya las voy echando de menos.
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