матрёшка
Llegaron mis Matryoshkas desde una tierra muy lejana. Qué decir de ellas. Llevaba desde niña con la ilusión de tener una (otra de las ilusiones que aún conservo de mi infancia es una cajita de música, siempre me han encantado esas melodías con sabor a siglos pasados.) Y, por fin, me decidí. Hoy las he recibido, después de casi dos semanas de espera. Son mucho más bonitas que en la foto, pintadas a mano, y se nota el tiempo y dedicación empleados en los pequeños detalles. Para mí se asemejan a una pequeña joya, porque realmente pasarán a formar parte de mi "colección de tesoros".
Editado: Para que os hagáis una idea del trabajo que ha debido de tener pintar estas bellezas, el tamaño de la más pequeñita es más o menos el mismo de los chinitos de la suerte que se vendían por los ochenta.
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Acuarela -
mari cruz -