Apadrina un burro

Confieso que siento debilidad por los burros: un animal tierno, especial, tristemente explotado por el hombre durante muchísimos años. Encontrándose en peligro de extinción pienso que debemos protegerlo para que no desaparezca. Hace tiempo, durante un verano bastante caluroso, conocí un burrito que sus dueños habían dejado pastando en un olivar, donde apenas asomaba una triste hierba, ni agua le llevaban al pobre. M. y yo solíamos llevarle sandía unos días, melón otros, y un buen cubo de agua fresca que el pobre se bebía de un tirón. Me causaba muchísima ternura ver como, día tras día, cada vez que nos veía se acercaba mansito a nosotros para comer, mientras nos dejaba rascarle las orejas y la frente. Era muy cariñoso y agradecido, como cualquier animal falto de cariño y atención.
Ayer encontré esta interesante web para apadrinar burros, de la que me permito hacer un poco de publicidad. Todos merecen una vida apacible y feliz. Yo me he enamorado de Romero y de Erica.

Foto: Burrito que me encontré hace unos quince años tirado a la puerta de una escuela (le he retocado un poquillo el color del ojo en el ordenador.)